Este año se cumplen 50 años de la alternativa de José Ortega Cano en Zaragoza. El 12 de octubre de 1974, el maestro de Cartagena accedía al doctorado de manos de José María Manzanares, con Paco Bautista como testigo. – Ortega Cano, medio siglo de alternativa-.
Uno de los hitos más importantes de su carrera fue el indulto al toro Belador de Victorino Martín en Las Ventas en 1982.
En 1985 firmó una faena histórica a un toro de Martínez Benavides que le consagró en la primera fila del toreo. Así le cantó Joaquín Vidal en El País:
«Cómo toreó Ortega Cano al cuarto toro. ¡Cómo toreó! Cualquiera que estuviese en la plaza y no conociera la biografía del torero, habría jurado que es de Ronda se llama Cayetano. Y no: es de Cartagena y se llama José”.
Junto a las dos Puertas Grandes en Madrid en 1986, le catapultaron a lo que estaba a punto de llegar.
Su año más importante fue el de 1991 donde se consagró como máxima figura del toreo con tardes importantes. Para el recuerdo quedó el mano a mano con César Rincón donde ambos salieron en hombros en una Beneficencia para la historia.
Antes, había cuajado al toro Espanto, de Juan Pedro Domecq, en una Feria de Abril donde entró en sustitución del Niño de la Capea, en el año de su reaparición. El recordado Diodoro Canorea reconoció que era el cartel más caro de la historia. Lo completaban Curro Romero y Espartaco.
Dos veces recibió la extremaunción. Las gravísimas cornadas de Zaragoza y Cartagena de Indias le hicieron estar al borde de la muerte. Estas y otras 32 cornadas cicatrizan su cuerpo.
50 años de un maestro que logró altas cotas artísticas con un exquisito capote, ahí queda la tarde de los quites con Julio Robles, y una torera muleta, preñada de inspiración tantas tardes.