El crimen de Pinilla, la novela de una tragedia en el campo charro

Junio de 1947. Aldehuela de Yeltes. Finca Campo de Yeltes. Pinilla, como la conocen las humildes gentes de la orilla del río Yeltes y el Huebra. El torero Pepe Somoza y Lolita Aparicio están recluidos en la finca familiar, aguardando la llegada del primer hijo de la familia. -El crimen de Pinilla, la novela de una tragedia en el campo charro-.

Los terrores de Somoza, después de un fracaso en los ruedos, le hacen enloquecer. Una pareja de jóvenes exitosos, ricos y guapos, la envidia del campo charro, se desvanece y protagonizan una tragedia que aún se recuerda en ese rincón de Salamanca.

Un hecho real que Paco Cañamero ha transformado en una magnífica novela que condensa todo el sabor y aroma del campo, que defiende sus raíces charras y su labor como periodista de investigación. Con un lenguaje preciso, que utiliza el habla popular del campo, ubica a Cañamero como uno de los narradores más importantes de Castilla.

El hilo conductor de la obra es el toreo como sueño inalcanzable de gloria para Somoza. En la novela reviven Luis Miguel Dominguín, Felix Rodríguez II o el Príncipe Gitano que, además de bordar el Cortijo de los Mimbrales, compaginó el cante con el traje de luces. Precisamente, un mano a mano en Zamora fue el comienzo del declive definitivo de Pepe Somoza.

Cañamero nos devuelve en forma de novela una historia que estuvo escondida en las mesas camillas, en los susurros y en los silencios. Escenas en blanco y negro, y de cartilla de racionamiento. De las estrébede, las cabañuelas, la ciacina, la faca y la pelliza, las gavillas y el morral.

No verás amanecer hurga en una tragedia que apenas trascendió pero que marcó a un pueblo. Cañamero pone la pluma para que los personajes hablen y cuenten lo que sucedió. Y hagan justicia, décadas después, a la buena de Lolita Aparicio cuyo único pecado fue el de enamorarse perdidamente de un lunático.

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