Manuel Diosleguade, una historia que comienza de nuevo en Cuéllar

‘Aquí, me devolvisteis la vida’, le dijo emocionado Manuel Diosleguarde al equipo médico, liderado por Marta Pérez, en el emotivo brindis que cerraba una herida. Dos años después, el mismo grana y oro, el mismo lugar, la misma estocada. Todo nos llevaba a un lugar oscuro, pero ahí donde sólo se ponen los toreros, se puso Diosleguarde para ahuyentar todos los fantasmas. Y como de una historia que comienza de nuevo, recogió las dos orejas del quinto, esas dos orejas que quedaron pendientes aquel 28 de agosto. La corrida de Araúz de Robles que abrió la feria fue realmente interesante por su seriedad, trapío y comportamiento. Destacaron segundo, tercero y quinto, pero con matices distintos. Víctor Hernández cortó una oreja que premió una tarde muy seria y Juan Leal se fue de vacío tras sortear el lote de menos opciones.

Juan José Domínguez y Fernando Sánchez saludaron una ovación después de un gran tercio de banderillas al quinto, más basto de hechuras que el resto del encierro. Vividor-5 fue un mansito que, aun queriéndose ir, humilló pronto y fijo cada vez que tenía la muleta de Diosleguarde en el morro. Al natural, llegó el momento clave. En los medios, tapándole la salida, fue cuajando muletazos largos, hondos, con la emoción a flor de piel. Al segundo encuentro, esta vez sí, dejó una estocada arriba. El toro se fue ovacionado y Diosleguarde recogió las dos orejas con lágrimas en los ojos. La historia comienza de nuevo.

‘Aquí me devolvisteis la vida, estaré agradecido eternamente‘. Así brindó Manuel Diosleguarde al equipo de cirujanos de Cuéllar que lidera Marta Pérez. Fue emotivo verle con el mismo terno grana y oro de aquella tarde de infausto recuerdo. Y como si de un borroso recuerdo se tratase, Diosleguarde se encajó, fiel a su concepto, para cuajar al serio y astifino de Araúz de Robles que salió en segundo lugar. Aquella reaparición iba de ensueño, con un cierre por abajo a dos manos que mereció la bravura de Tormento-24. Lástima que la faena no tuvo la rúbrica que mereció con la espada.

Víctor Hernández se echó el capote a la espalda para firmar un ajustado quite por saltilleras. Brindó a Manuel Diosleguarde en un emotivo parlamento. Exigente por bravo el de Araúz, que lo quiso siempre todo por abajo. Lo entendió a la perfección. Tandas de mano baja, con profundidad y de largo trazo, de hasta ocho naturales. Ni un alarde a la galería, pero caló en el público. Cerró con bernadinas e, incluso, sufrió un feo pitonazo en el pecho al segundo encuentro con la espada. El público pidió la oreja insistentemente, pero el presidente no atendió a la petición.

El sexto era un tío. Largo, hondo, con un pitón izquierdo que hacía temblar el misterio. Y pidió los papeles. Víctor Hernández estuvo muy firme y sereno frente a un toro que soltaba la cara al final del muletazo. Aquí se ve la dimensión de un torero. Lo mató de una estocada. Oreja a una tarde importante.

El cuarto se ordenó cuando se quedó cara a cara con Juan Leal en el ruedo. Ahí fue cuando dejó atrás las dudas que provocó en los primeros tercios, pero le faltaron finales y duración. El francés lo pasó por ambos pitones y siempre estuvo más cómodo cuanto más cerca de los pitones estaba. Pasó a la enfermería después de resentirse del tobillo a la salida de la suerte suprema.

El colorado chorreado que abrió la tarde, hondo y bien armado, fue ovacionado de salida. Juan Leal lo recibió en los medios con dos pases cambiados, antes de intentar imprimir un toreo de mano baja que no tuvo continuidad. Cuando el toro aminoró su impronta, se metió entre los pitones. Lo mató de estocada defectuosa.

La ficha

Plaza de toros de Cuéllar (Segovia). Primera de la feria. Un tercio de entrada. Toros de Araúz de Robles, bien presentados, serios, con trapío. Destacaron segundo, tercero y quinto, pero con matices distintos. 

 • JUAN LEAL, silencio tras aviso y silencio tras aviso. 

• MANUEL DIOSLEGUARDE, silencio tras dos avisos y dos orejas. 

• VÍCTOR HERNÁNDEZ, ovación tras petición y oreja. 

Incidencias: Una emocionante ovación recibió a Manuel Diosleguarde, dos años después de aquella fatídica cornada. El público en pie, reconoció al torero salmantino que casi se dejó la vida en este ruedo. Los banderilleros Juan José Domínguez y Fernando Sánchez se desmonteraron tras parear al quinto. 

Escucha Todos a los toros Podcast en tu plataforma favorita
Todas las crónicas de Marcos Sanchidrián

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *