La plaza de toros de la Alameda de Jaén se vistió de gala para celebrar la alternativa de un jienense en el que los aficionados de la provincia tienen puestas sus esperanzas. A buen seguro, la tarde no fue como soñó el joven Marcos Linares que no tuvo suerte en su doctorado donde sorteó un lote de pocas posibilidades. En hombros salieron el padrino y el testigo, Emilio de Justo y Juan Ortega respectivamente, en un festejo que estuvo condicionado por el juego de los tres toros del Puerto de San Lorenzo, de escaso poder y fondo, y tres de Juan Pedro Domecq, sobre el que destacó el noble y buen tercero.
El segundo, con el hierro de Juan Pedro Domecq, salió con pies y fue ovacionado de salida. Emilio de Justo lo templó a la verónica. Más templada esa que la anterior. Mecidas, muy toreadas, hasta rematar con una media muy lenta en la misma boca de riego. Volandero-268 se empleó en el caballo y derribó al picador que guardaba la puerta. Saludaron tras parear Morenito de Arles y Pérez Valcarce tras un tercio de gran exposición. Ya en la muleta, De Justo toreó con suavidad para convencer a un toro de gran nobleza, profundidad y duración. Fue sobre la mano izquierda donde llegaron los compases de más lucimiento gracias a unos naturales, con el torero muy vertical y encajado, que imprimieron a cada muletazo una gran profundidad y temple. Las manoletinas con el compás abierto, muy apretadas, y la estocada sin puntilla fueron el colofón a una importante actuación que fue premiada con dos orejas.
Tañían a misa de 7 las campanas en la Alameda cuando salía el cuarto, castaño, de Puerto de San Lorenzo. Emilio de Justo sacó al tercio a su cuadrilla en el tradicional brindis de fin de temporada. Miles de kilómetros, tensión y alegría, miedos y triunfos, que ponían el punto y final en Jaén. El torero pidió a la banda que parase el pasodoble porque el toro, con teclas aunque de escaso poder, tenía su miga. De Justo dio una lección de alturas, distancia y velocidad para, tanda tras tanda, sacar todo lo que tenía el animal. Y como si estuviese a comienzos de temporada, insistió hasta sacarle el último muletazo. La estocada cayó un punto desprendida. Oreja.
Juan Ortega se dobló de salida con el de Juan Pedro con gran elegancia y clase. Tres medias, cada una más templada que la anterior, fueron el sabroso remate. El quite por delantales fue un regalo para el aficionado. Y hasta ahí quedaron las buenas intenciones del tercero. Cuando se quedó solo en la muleta de Ortega tornó a complicado, violentándose cuando punteaba el engaño. Incluso llegó a ponerle el pitón en la mejilla. Ortega se puso sobre los dos pitones para convencerlo con la misma pureza y compromiso que si fuese bueno. Lo único que le quedaba era matarlo rápido y por arriba. La entendida afición jienense le pidió una oreja que fue concedida.
El quinto, con el hierro del Puerto de San Lorenzo, no tuvo ritmo y eso genera mucha incertidumbre. Cuando la faena parece tomar vuelo, hay que volver a empezar. Así sucedió en el capote, cuando Juan Ortega pegó tres verónicas de tronío pero el toro salió mirando a la feria. O en la muleta, cuando unas veces tenía recorrido, otras perdía las manos o soltaba la cara. Muy difícil. Pero el trianero está de dulce. Fue después de un fandango improvisado desde el tendido cuando se arrebató para cerrarlo en el tercio con trincherazos de hondura insuperable. Mató de media en buen sitio y cortó la oreja que le asegura la Puerta Grande.
Caraalegre-41, con el hierro del Puerto de San Lorenzo fue el toro de la efeméride. Marcos Linares tomó la alternativa en Jaén con la ilusión de toda una provincia a sus espaldas. El primer toro de su vida profesional, alto de cruz y basto de hechuras, careció de poder pero no fue óbice para que toricantano exprimiese el pitón izquierdo con muletazos de gran clase y estética. El premio naufragó con la espada aunque sus paisanos le premiaron con una cariñosa vuelta al ruedo.
El público esperaba a Marcos Linares y se hizo presente cuando el jienense se abrió de capa para recibir al sexto. Pero la suerte tornó en cruz en el sorteo y tampoco este colorado de Juan Pedro Domecq sirvió para el triunfo.
Plaza de toros de Jaén. Primera de la Feria de San Lucas. Tres cuartos de entrada. Toros de Puerto de San Lorenzo 1º, 4º y 5º, de escaso poder el primero y cuarto, incierto y sin ritmo el quinto, y Juan Pedro Domecq, 2º, 3º y 6º, noble y con temple el segundo, complicados tercero y sexto.
• EMILIO DE JUSTO, dos orejas y oreja
• JUAN ORTEGA, oreja y oreja
• MARCOS LINARES, que tomaba la alternativa, vuelta al ruedo y silencio
Incidencias: Saludaron tras parear al segundo Morenito de Arles y Pérez Valcarce.
Todas las crónicas de Marcos Sanchidrián
Conéctate al canal de Telegram de Todos a los toros