El escándalo sobrevolaba la plaza de toros El Teso de Sotillo de la Adrada. En el patio de caballos a las seis en punto de la tarde estaban tres matadores de toros, Joselillo, Jairo Miguel y Francisco Montero, y solo dos banderilleros, José Otero y Francisco Javier Tornay. Nadie más. Un 9 de septiembre, sábado, con toros en media España, un corridón de toros en puntas de Prieto de la Cal en los chiqueros y cortos de dinero era el coctel perfecto para la ruina.
Pero un momento cambió el devenir de la tarde. Después de un minuto de silencio por los dos jóvenes fallecidos durante la mañana en un trágico accidente de tráfico entre los términos municipales de Sotillo y La Adrada, el público ovacionó a los cinco toreros que ese día habían echado la tarde para adelante. Y esto hay que destacarlo: las autoridades, con permiso de los toreros, autorizaron el festejo con dos banderilleros y los seis picadores. Consultadas fuentes competentes en el asunto reglamentario confirman que «el artículo 62 del reglamento de Castilla y León establece la composición de las cuadrillas. Y dice en su primer punto que la celebración del festejo se atendrá de lo dicho en el reglamento y costumbres locales. Ni el reglamento ni las costumbres establecen que se pueda celebrar el festejo sin los elementos esenciales que la integran».
Ese paseíllo, con tres matadores por delante y dos banderilleros escoltando sus espaldas, refleja el problema real de la inviabilidad económica de los festejos taurinos en los pueblos y que ni a plaza llena se pueden asumir los costes. El túnel nació como treta de tanto golfo como hay suelto pero en muchos lugares es la única forma para que se abran las plazas de toros de nuestra geografía. La fórmula es relativamente sencilla pero no interesa: pliegos de condiciones donde haya un estudio de viabilidad económica realista.
UN ESPECTÁCULO BRILLANTE
La palabra con la que esos cinco tíos defendieron esa corrida de toros es la de vergüenza torera. Cualquier mínimo fallo hubiera supuesto un drama. Todos estaban bien colocados. Los matadores prestos al quite, compañerismo para lidiar un toro. Capotazos mínimos. El público entró rápidamente en el festejo después del primer tercio de banderillas. José Otero y Francisco Javier Tornay protagonizaron seis tercios inolvidables.
Ni rastro de aquellos sainetes habituales en los primeros tercios protagonizados por cuadrillas desbordadas. Sí, porque muchas tardes con nueve banderilleros, todos con su preciado boletín bajo el brazo, se convierten en un quinario de pasadas en falso y capotazos sin sentido.
Otero y Tornay. Tornay y Otero se sintieron, se gustaron en cada cite, en cada par cuadrado en la cara, en cada desplante. El público se volcó con ellos. Cuando el tendido percibe verdad en el ruedo, se entrega sin parangón.
Aquello fue una heroicidad por mucho que moleste a los sindicalistas que, por cierto, no vinieron a Sotillo para manifestarse. Ni denuncian cuando hacen el paseíllo caraduras disfrazados de toreros que no salen al ruedo y cotizan igual que quien se juega la vida. Ya volverán a tocar los huevos a Villaseca de la Sagra donde su alcalde ya ha advertido hace años de la ruina que está matando a la tauromaquia en los pueblos.
TRAGIA O GLORIA: UN MOMENTO CLAVE
La tarde discurría en tono de suspense. Cualquier circunstancia podría dejar al festejo sin uno de los cinco actuantes y eso supondría el fin de la historia. Por eso, cuando Francisco Javier Tornay citó al segundo de la tarde a larga distancia, caminó hacia el toro, clavó arriba y perdió pie todos nos echamos las manos a la cabeza.
Tornay rodó sobre sí mismo pero el imponente jabonero lo tenía a merced y quería cogerlo. Su actitud era de reventarlo. ¿Hasta aquí llegaría la locura de tirar para adelante una corrida como esta en estas condiciones?
En ese momento fue cuando apareció la punta del capote de Joselillo para llevarse al toro como un milagro. Tornay siguió rodando hasta que se levantó, se limpió el polvo de la taleguilla con una parsimonia asombrosa y recogió su montera y las zapatillas como si nada hubiera pasado.
TRES TOREROS COMPROMETIDOS
El espectáculo fue brillante gracias a tres toreros comprometidos que huyeron de etiquetas para no dejar a un pueblo sin toros. Joselillo, Jairo Miguel y Francisco Montero desde hoy forman parte de la historia taurina de Sotillo.
La corrida de toros de Prieto de la Cal tuvo matices y sin romper ninguno fue, en su conjunto, una de las más interesantes que ha lidiado últimamente. Seis jaboneros en puntas que hacían saltar las lascas de madera de los burladeros en cada remate.
Joselillo tiene oficio para andar con estas corridas. El primero tuvo movilidad pero no fue nada fácil. Siempre viniéndose por dentro no le permitió relajarse en ningún momento. El final toreando sobre las piernas y con desplantes rodilla en tierra tuvieron sabor. El cuarto fue un tío. Cuajado, hondo, serio. Ver a ese toro en un ruedo como el de Sotillo imponía. Con este, el vallisoletano tiró de recursos para buscarle las vueltas sobre la mano izquierda, el pitón más potable. Una estocada de espectacular ejecución, y que dejó lastimado al diestro, le hizo pasear la oreja que, junto a la del primero, le sirvió para salir en hombros.
Jairo Miguel es otro torero al que el Valle del Tiétar va a poner a funcionar. Triunfador en Cenicientos, Piedralaves e Higuera de las Dueñas, suma Sotillo en su historial confirmando la capacidad para anunciarse con cualquier tipo de corrida. Después de años de ostracismo, sin oler un pitón, demuestra que hay toreros absolutamente subestimados. El segundo se desplazó sin clase y sin entrega pero en ese ir y venir, el extremeño le dio fiesta. Con su fino estilo y elegante porte, metió al público en el canasto. Se puso en largo para entrar a matar y fue caminando en un estilo de suerte «ferreriana» pero la espada se fue baja y tuvo poca muerte. Pudo desquitarse con el quinto, otro animal nada fácil al que planteó una faena seria y, esta vez sí, rematada con una gran estocada que le valió pasear las dos orejas.
NAVARRETE, ESPECTÁCULO A CABALLO
La principal virtud de Francisco Montero es su sinceridad ante el toro y la vida. Con la misma verdad con que habla, siente y vive, se muestra delante del toro. Montero apostó por lucir a los toros en el primer tercio, dejándolos largo y pegándoles poco para ponerlos en varias ocasiones. El tercio que protagonizó el picador Francisco Navarrete fue para el recuerdo. Cuatro entradas al caballo, cada vez más lejos. Si bien, la primera rompió la vara por la mitad, los otros tres encuentros siguientes fueron de una emoción superlativa.
En la cuarta vara, Montero colocó al toro en la misma puerta de chiqueros. Tiene mérito. Navarrete toreó a caballo de forma soberbia. Cite con el pelo arriba. Silencio en el tendido de expectación. El animal fue tomando su distancia hasta que se arrancó con alegría. El momento de júbilo fue total. Lógicamente, eso penalizó la faena de muleta a este jabonero sucio que fue de hechuras muy distintas a las habituales de los toros de Prieto de la Cal. También lució al sexto que fue el culmen de la tarde. Un gran tercio de varas y el apoteósico cierre en banderillas. A pesar de que no tuvo un pase, mató de un estoconazo y desorejó al toro como premio al conjunto de la tarde.
GLORIA A LOS BANDERILLEROS
Mientras la terna montaba en los hombros de los capitalistas, el público, que ocupó el ruedo a la muerte del sexto, convencía también a Tornay para sacarlo por la Puerta Grande pero, ¿dónde estaba José Otero? El veterano banderillero se escapó de las ovaciones y de los reconocimientos para ir a un nuevo compromiso. En el mismo burladero cambió el traje de luces por el de civil y escapó corriendo.
Ni Otero recogió la última y merecida ovación, ni Tornay aceptó restar protagonismo a Joselillo, Jairo Miguel y Montero que habían cuajado una tarde histórica para Sotillo. Aunque los chuflas que andan escondidos detrás de las redes sociales no lo sepan ver, Sotillo tiene su propia historia y se forja en tardes así.
Historia de un pueblo que hizo sonar la música en el quinto tercio de banderillas. La magnífica banda municipal, comandada por su director Miguel Ángel Santayana, tuvo la sensibilidad de detectar ese momento. Y de nuevo fueron dos pares brillantes. Dejándose ir al pitón de fuera Otero, que lo tiene siempre en la barriga; más vistoso en el cite el de Tornay que clava siempre arriba.
Pero la locura llegó en el sexto. Después de dos pares perfectos, el público quería más. Entre gritos de «Torero, torero», cogieron otros dos pares de banderillas que pusieron al público en pie. El delirio.
Que una corrida se celebre con dos banderilleros es síntoma de que algo no funciona pero, llegados a esta situación, la actitud que tuvieron estos cinco toreros para sobreponerse a la adversidad para lidiar, banderillear y estoquear una corrida imponente de Prieto de la Cal fue para enmarcar. También es una mala noticia para quien no quiere mover un ápice su situación favorable, ni pretende hacer concesiones en un momento crítico para la viabilidad económica de los festejos taurinos en los pueblos.
Sotillo de la Adrada ha vibrado, por fin, en su plaza de El Teso porque los toros son emociones. El de las barbas pone a cada uno en su sitio y no pregunta cuántos hay en la plaza. Y sí, aunque a alguno le duela la cabeza, una corrida de toros puede ser brillante con dos banderilleros.
Todas las crónicas de Marcos Sanchidrián
Así te hemos contado el festejo en directo: Dos banderilleros en Sotillo
Excelente crónica taurina de la tarde más rara y emocionante vivida en Sotillo de la Adrada. Enhorabuena a los 5 magníficos que no permitieron a un pueblo en fiestas dejarle sin su festejo.
Pero exactamente porque solo había dos banderilleros, no se podía pagar a todos cuanto cuesta una corrida, los boletines etc ? Habría sido un buen momento para explicar todo porque no se acaba de entender
Señor Sanchidrian una corrida con 2 banderilleros no es un éxito, es una atrocidad pura y dura se mire donde se mire.
Es una situación a la que no se puede llegar ni consentir, hay unos responsables ayuntamiento y empresario, para estos no hay crítica. Bien sabes todo pero lo callas.
Esto no es más que un artículo para limpiar y engrandecer una nula y desastrosa gestión por parte del ayuntamiento.
Se dio la corrida para que la gente no se comiera a este y lo dejara con las vergüenzas al aire y se liara la mundial con toda la razón del mundo.
Vergonzoso es una presidenta que regala trofeos por doquier que no tiene el más mínimo criterio.
Vergonzoso es que ni empresa ni ayuntamiento comuniquen esto y lo haga un amigo del empresario y además empleado municipal.
Vergonzoso es que el empresario pida un capote a Jairo para desde un burladero ayudar y sacar el pico, de esto no dices nada. Si quiere auxiliar en una plaza que se vista de luces.
Vergonzoso también es que el empresario y allegados suyos,alguno que pude ver vecino de nuestro pueblo con entrada de enfermería y empleado municipal y portavoz de la empresa a la vista de lo que nos comunico pidan dar la vuelta al ruedo a los banderilleros. Menos mal que el señor Tornay y el señor Otero tienen verguenza, esto de los toros es una cosa sería no el circo…
Lo que está claro que la empresa representada por el señor Raúl Montero tiene a los más entendidos del pueblo bien contentos, por qué aquí todos a callar y ni muu ayuntamiento incluido obviamente.
Considero que Sotillo por tradición, plaza y población se merece algo mejor a lo que últimamente nos tienen acostumbrados.
Saludos