La Copa Chenel comenzó a disputarse en Villa del Prado con argumentos en el ruedo. La oportunidad hay que cogerla al vuelo si los toros embisten como lo hicieron, en líneas generales, los de Pablo Mayoral y Monte la Ermita. Juan del Álamo, con tres orejas, fue el triunfador numérico de la tarde, reivindicando su vuelta al escalafón con argumentos de torero en sazón.
El milagro llegó en el quinto, cuando Alberto Durán fue volteado de forma dramática mientras toreaba al natural. No hubo cornada, aunque queda descartar posibles fracturas, pero en el ruedo de la localidad madrileña quedó su poso, temple de torero puro castellano. Hoy, a buen seguro, habrá ganado más de un partidario. Completó el cartel Francisco José Espada que, a pesar de la tizona, dejó una grata dimensión ante el bravo sexto.
Abrió esta Copa un toro serio y bien presentado de Pablo Mayoral. Juan del Álamo estuvo templado ante la embestida noble del cinqueño. Lo mejor llegó sobre la mano izquierda, sobre todo en una tanda donde ligó un farol con el de pecho. Ese fue el mejor pitón. Lo cerró en el tercio doblándose toreramente por abajo. Pinchó antes de dejar una estocada fulminante en sitio mortal de necesidad. Oreja.
El cuarto, primero con el hierro de Monte la Ermita, fue devuelto tras salir lastimado. En su lugar salió un sobrero del mismo hierro, fino de cabos y más terciado. Se desplazó largo en el capote en un quite por chicuelinas de Juan del Álamo. Con la muleta se fue a los medios con la mano izquierda para esperarlo con arrestos, en un inicio poco habitual hoy en día. Agrimonía-1 fue completo en la muleta, humillado y con gran recorrido lo que permitió al salmantino cuajarlo de principio a fin con gran poso y temple. Concluyó la faena con unas comprometidas bernadinas antes de dejar una estocada en todo lo alto. El premio fue de dos orejas.
Amplio de cuna, el quinto tuvo hechuras de embestir. También firmó un quite por chicuelinas Alberto Durán pero por un palo distinto, el de la alegría y el compás. La anécdota llegó cuando tras parear Jarocho y Julio López, Durán pidió las banderillas para poner un par al quiebro con máxima pureza. Qué bonito es el toreo cuando surge la inspiración. Fuera de las normas, el toreo es libre. Y cómo es el toreo que cuando mejor estaba en el ruedo, toreando al natural, el toro hundió el pitón en el tercio superior del muslo izquierdo. Estuvo colgado unos segundos interminables. Rápidamente fue llevado a la enfermería. Tras un estudio en la UVI Móvil se descartó milagrosamente la cornada y fue derivado al Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles.
Al fino de hechuras segundo, cárdeno, lo recibió el zamorano Alberto Durán con un ramilletes de templadas verónicas de gusto exquisito. En el segundo par de banderillas, el toro cortó terreno y pegó una fuerte voltereta a Julio López, aparentemente sin consecuencias. El tercer par se orientó perfectamente donde está Andrés Revuelta. El de Santa Coloma se orientó. Durán brindó al cielo en recuerdo de su padre, fallecido recientemente. Y qué mejor homenaje que torear templado y asentado de plantas. La incertidumbre que presentó el toro en el segundo tercio lo resolvió el de Villamor de los Escuderos con la muleta. Gusto, temple y sabor. La espada se llevó el triunfo.
El tercero, de preciosas hechuras, cantaba su origen por los cuatro costados. Hondo, bajo, con cuello, enseñando las puntas pero sin exageraciones. Francisco José Espada intentó el toreo largo pero al de Mayoral le costaba irse de los vuelos de la muleta, por lo que fue de difícil acople. Con la espada no lo vio claro.
El sexto fue el más imponente del trío -que finalmente quedó en un cuarteto- de Monte la Ermita. Enseñando las palas y las puntas mirando al cielo y alto de cruz, las hechuras eran más propias del cercano Valle del Tiétar. Duermepoco-3 puso en aprietos a los banderilleros pero cuando se quedó solo con Francisco José Espada, embistió largo y con profundidad. Esta vez sí, el de Fuenlabrada toreó con gran temple y hondura. Destacó un cambio de mano cumbre que prácticamente se convirtió en un circular. De nuevo, la espada fue el talón de Aquiles.
Plaza de toros de Villa del Prado (Madrid). Dos tercios de entrada. Toros de Monte La Ermita y Pablo Mayoral, el primero, noble y de buena condición con gran pitón izquierdo; el segundo se orientó en el segundo tercio; de buenas hechuras el tercero, con teclas; y Monte la Ermita, cuarto bis, y sexto, de importante juego.
• JUAN DEL ÁLAMO, oreja, dos orejas y silencio en el que mató por Alberto Durán.
• ALBERTO DURÁN, ovación en el único que mató.
• FRANCISCO JOSÉ ESPADA, silencio tras dos avisos y palmas de despedida tras aviso.
PARTE MÉDICO DE ALBERTO DURÁN: El torero Alberto Durán fue atendido en la UVI móvil de la plaza de toros de Villa Del Prado durante la lidia del Quinto de la tarde tras sufrir un traumatismo en el sacro. Fue derivado al hospital Rey Juan Carlos de Móstoles. Doctor Javier Albendea.
Detalles: Al final del paseíllo se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento del padre de Alberto Durán.