La coqueta placita de Lago, en la Casa de Campo de Madrid, era el epicentro de los sueños de todos los jóvenes que veían la película Tú solo, de Teo Escamilla. Aquel aula donde Manuel Martínez Molinero pasaba lista bajo el cartel “Primero aprende, después torea” (sic) y los cuadros de Pepe Hillo, Manolete, Antonio Bienvenida, Joselito El Gallo y Juan Belmonte, presidiendo la sala.
-Jose Luis Bote.
-Presente
-Jesús Gómez del Saz
-Presente
-José Miguel Arroyo
-Presente
-Jose Carretero
-Presente
-Luis Miguel Calvo. (Nadie contesta) ¿Dónde está este chico?
-En la tienda de su padre – responde Carretero.
La escena es mágica. Jóvenes, niños, que comenzaban una aventura que ni en sus mejores sueños podrían imaginar. Muy pocos alcanzaron la gloria (un milagro como reza el mítico cartel que hoy sigue en el Batán), muchos se convirtieron en grandes profesionales de oro y plata, y los más aprendieron una lección de vida que les ha acompañado siempre.
En esa primera escena Molinero se queda con los más pequeños en el aula para darles, quizá, el consejo más importante que habrán recibido en su vida profesional:
En estas últimas clases, he hablado de las condiciones de ese animal que todos consideran tan salvaje pero que no lo es tanto porque es un animal noble. Todos dicen que es vuestro enemigo pero yo quiero que empecéis a considerar a este animal como vuestro mejor colaborador. Debéis tratarlo, pues, con todo respeto porque con él va la muerte. Ese animal que ha nacido para morir, procurad que muera con nobleza. De él, depende vuestra gloria. De ese animal que debe ser vuestro mejor amigo: el toro.
¿Quién no quiso alguna vez llevarse a casa a César -Cesitar- del Puerto, con esa cara de pillo? ¡Yo quería hasta que me pegase una bronca Enrique Martín Arranz y Andrés Vázquez!
Cada frase es un monumento: “El capote no se coge como un trapo de cocina”, le dice Gregorio Sánchez a uno de los chicos. En cada secuencia se desvelan los motivos por lo que la Escuela Nacional de Tauromaquia fue un éxito desde su apertura. Un modelo académico pionero que se basaba en el esfuerzo, el sacrificio y el respeto.
De la Escuela ya han salido los Príncipes del Toreo. En 1984, año en que se estrena la película, Yiyo es la referencia de los nuevos alumnos donde empieza a despuntar la terna que marcaría ese época con Joselito, Fundi y Bote.
También les impacta la cornada con la que Lucio Sandín perdió el ojo en Sevilla. Uno de los suyos, un compañero de escuela al fin y al cabo, había probado la cara más amarga del toreo. En Tú solo se refleja a la perfección ese momento de zozobra en los jóvenes que comienzan a descubrir que aquello no es un juego.
Cada vez que me pongo delante de la pantalla para ver Tú solo por enésima vez siento el mismo cosquilleo en la barriga.
Sin duda, si hay una película con la que teníamos que comenzar esta sección era Tú solo. Una obra de arte de Teo Escamilla que logró reflejar la verdadera esencia de la Escuela Nacional de Tauromaquia.
Y tú, ¿cómo recuerdas la primer vez que viste la película? ¿Marco tu niñez o tu vida de aficionado? ¿La acabas de ver por primera vez? Contesta a este email y cuéntame, quiero conocer si a ti también te marcó tanto como a mi.
Ficha de la Película
Título original: ‘Tú Solo’
Año: 1984
Duración: 94 min.
País: España
Dirección: Teodoro Escamilla
Guion: Teodoro Escamilla
Música: Vainica Doble
Fotografía: Antonio Escamilla
Reparto: Profesores y alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Madrid
Sinopsis: La vida cotidiana de un grupo niños y adolescentes que sueñan con ser figuras en el mundo del toreo. Un filme semidocumental protagonizado por los alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Madrid, que muestra el lado humano del torero: sus emociones, sensaciones, sacrificios…
Valoración de Marcos Sanchidrián: ⭐⭐⭐⭐⭐