La tauromaquia, sin duda, debe considerarse como alta cultura. La biblioteca de cualquier aficionado medio es un ejemplo de que el toreo rompe la barrera de la plaza de toros. El análisis, la reflexión, el estudio y la inspiración que genera la tauromaquia influye en artistas y autores que se acercan a la fiesta de los toros desde un punto de vista creativo. En la newsletter de Todos a los toros hablaremos de literatura, de cine, de pintura, de escultura, de música que os sirva como inspiración para crecer e investigar. (El hilo del toreo, Pepe Alameda)

Hoy, traemos un libro imprescindible para cualquier aficionado: El hilo del toreo (Espasa Calpe, Colección La Tauromaquia, Nº 23). Quizá tendríamos que comenzar hablando de Carlos Fernández y López-Valdemoro, madrileño exiliado en México en 1939 que desarrolló su carrera bajo el pseudónimo de Pepe Alameda. Cronista, escritor, locutor, productor de televisión, comentarista taurino y poeta, la carrera fue prolífica en el fondo y en la forma. Su producción literaria bajo el tema de la tauromaquia fue realmente interesante. El hilo del toreo es un libro fundamental porque reescribió la historia.
Alameda tiró del hilo para vertebrar la evolución de la tauromaquia a través del toreo natural y el toreo cambiado. De un plumazo descerraja las falsas teorías que habían acompañado a los aficionados y plumillas que repetían continuamente un mantra equivocado. Pepe-Hillo, Guerrita, Joselito o Luis Miguel frente a Pedro Romero, Frascuelo, Belmonte o Manolete. Incluso, desentrañó la contradicción del mismísimo Domingo Ortega en su Conferencia del Ateneo (“No los pases, sino los pasos”) donde impuso el dogma de cargar la suerte. El autor hispano-mexicano también fue el primero que encontró en Chicuelo el nexo de unión entre Joselito y Manolete: el toreo ligado en redondo. Sí, Chicuelo, la fina aguja que teje el verdadero hilo del toreo.
“El toreo no es graciosa huida sino apasionada entrega”.
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