El hito de Antonio Bienvenida: esperanza, sol y luna

16 de junio de 1960. Festividad del Corpus Christi. Las Ventas. ‘Dos grandes corridas de toros de concurso de ganaderías’. Así se anunció el gran acontecimiento del año. Antonio Bienvenida quería cometer la hazaña de estoquear doce toros en solitario en formato vespertino y nocturno. Los de la tarde, de Andalucía; los de la noche, del campo de Salmanca. O la locura de un torero con una ambición que no le cabía en una gesta al uso. -El hito de Antonio Bienvenida-.

De verde y oro, o ‘esperanza y sol’ como reza la crónica que publicó El Ruedo, salió al ruedo Bienvenida por la tarde para estoquear seis toros de ganaderías andaluzas. Concha y Sierra, Felipe Bartolomé, Joaquín Buendía, Montalvo, Flores Albarrán y Fermín Bohórquez fueron las divisas que no ofrecieron el juego esperado para una efeméride así.

Ante la falta de brillantez de la tarde en lo artístico, Antonio Bienvenida brindó el sexto de la tarde a los tendidos de sol. Esta fue la genialidad del torero nacido en Venezuela: ‘Aunque no os hayáis divertido vosotros ni yo, vengo a daros las gracias por haber venido, porque con lo que está cayendo hay que tener mucha afición para estar ahí’.

De esperanza y luna

‘Cuando por la noche volvió al ruedo de Las Ventas, otra vez fue recibido con verdadero entusiasmo y otra vez correspondido al fervor de sus admiradores esperanzados’. De esta manera relató Barico en El Ruedo cómo recibió el público de la noche al maestro después del primer acto.

Esta vez de verde y plata, tan solo pudo llegar al tercer capítulo. Cuando rodó el tercero de Eusebia Galache, el noveno de la jornada, el doctor Giménez Guinea le prohibió volver al ruedo para continuar la lidia. Unos calambres en las piernas después del esfuerzo no le permitían encontrarse en las condiciones óptimas para lidiar lo que quedaba en chiqueros.

El hito se quedó en nueve toros en el mismo día tras dar muerte a los de Graciliano y Alipio Pérez Tabernero (7º y 8º) pero el resultado no fue el que buscó… Ni en lo numeéico ni con la lesión que llegó para no dejarle rematar la efeméride.

El sobresaliente Antonio Mahillo se hizo cargo de los toros de Antonio Pérez de San Fernando, Sánchez Cobaleda y el vizconde de Garci-grande, con el resultado de una vuelta al ruedo en el último.

«Hasta que se me pase el disgusto…»

‘Estoy como si no hubiera matado más que dos toros. Esto está superior’. Antonio Bienvenida se encontraba bien físicamente y muy motivado cuando salió del coso madrileño a la caída de la tarde de cara al segundo acto que comenzaba a las 11 de la noche. También con la plaza llena hasta el reloj. Así continúa el relato: ‘Volví a la plaza y nadie me hacía presentir lo que me esperaba. Pero en el segundo toro, antes de torearlo con la muleta, fue cuando se me presentaron unos dolores insufribles en las piernas. Entre barreras me dio un masaje Jesús, me cambié las zapatillas y experimenté un ligero alivio, cosa de momentos, porque al ir en busca del toro se me agudizaron los dolores. Entonces vi que aquello iba a terminar mal’.

No poder rematar la hazaña le dolió mucho a Bienvenida. ‘Ahora no pienso más que en los doce toros. Hasta que no se me pase este disgusto no empezaré a pensar en otras cosas’, le reconoció al periodista Santiago Córdoba, para concluir: ‘Ya habrá ocasión de corresponder con el público de Madrid’. El hito de Antonio Bienvenida.

Cartel de la efeméride

Artículo publicado por Marcos Sanchidrián en Mundotoro.
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