Extremadura se ha convertido por méritos propios en uno de los ejes del toreo. A la pródiga cantera de toreros, se une la larga nómina de ganaderías que tienen en Cáceres y Badajoz su idílico reducto. El viaje nos lleva hasta Calzadilla, que ejerce de vértice del triángulo que conforma con Moraleja y Coria. El toro con mayúsculas y el pueblo: la esencia de la Tauromaquia más ancestral. San Martín y Carmen Valiente.
En la finca La Zarzuela pastan los toros de San Martín y Carmen Valiente. Dos ganaderías, dos encastes, y una misma obsesión: la búsqueda de la clase. Alberto Manuel Hornos habla hoy como ganadero pero sin perder la perspectiva de quien un día estuvo en el ruedo. ‘El encaste de Santa Coloma está seleccionado para un tipo de público y las figuras lo rehúyen. Tengo fe en que se está consiguiendo un toro de Santa Coloma más selecto, con más clase, buscando la regularidad para meterse en otro circuito’.
Con San Martín pervive el sueño del mexicano Pepe Chafick que, como los cantes de ida y vuelta, quiso crear un gran proyecto entre España y México aunando todas las sangres de las líneas de Santa Coloma y Saltillo, como Graciliano, Buendía y Coquilla, e incluso algo de Vega-Villar. Alberto Manuel dio un paso más allá: ‘De lo que vino de San Martín, incluimos vacas de Hernández Pla y Pérez de la Concha. No hicimos ninguna modificación, si no que incluimos más líneas’.
La clase es la obsesión para Alberto Manuel. ‘Las características en cuanto a la fiereza o la forma de embestir debe ser en base a la clase. En San Martín buscamos la raza, la bravura y la fiereza enclasada. Santa Coloma es uno de los encastes que más clase tienen en la embestida’.
Carmen Valiente, preparado para las grandes citas
Otro de los proyectos de Alberto Manuel Hornos tiene el sello de Carmen Valiente, ganadería de encaste Domecq formada con una punta de vacas de origen Contreras en posesión de la familia desde 1983. En 2010, dieron un giro al hierro incorporando vacas y sementales de Marqués de Domecq y lo complementaron con sementales de Conde de Mayalde que le dio ese punto de clase que buscan. ‘Ya estamos viendo los resultados. Tenemos ilusión, cariño y mucho respeto para ir con esta ganadería a cualquier plaza’.
La camada de San Martín y Carmen Valiente está en el campo como si fuese a lidiarse mañana mismo. Seriedad, trapío, toros bien comidos. Hay láminas que asustan, fieles a su encaste en San Martín y de hechuras casi perfectas, por bajos, con cuello y hondos, en Carmen Valiente. Dos ganaderías bajo un mismo concepto: la clase.
Reportaje publicado en Mundotoro, por Marcos Sanchidrián.
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