Yiyo

Diario de un confinado (XXXIII). Talento sin paguita

Jueves, 16 de abril. Trigésimotercer día desde que se decretó el Estado de Alarma nacional. -Lee Talento sin paguita-.

De los creadores del aprobado general, del de la pandemia se sale con feminismo y del solo computan los muertos de los test positivos, nace la superproducción Renta Mínima Vital. Como si de una película de cuarta categoría, subvencionada claro, se tratase, comienzan los fuegos artificiales para afrontar una grieta social cada vez más profunda.

Si juntamos en una ecuación el aprobado general con el ingreso mínimo vital el resultado es bastante evidente. El gobierno está tejiendo una red clientelar, de fidelización de voto, repitiendo la fórmula que les llevó al poder durante más de 40 años en Andalucía. O en la Argentina peronista, un paraíso para “Irena Montera”. No se pierdan el vídeo porque no tiene desperdicio.

Los muertos siguen ocultándose. Al fin, periódicos como El Mundo están abriendo ese tema tabú. Cataluña ha dicho que hay, al menos, más de 3000 muertes más de las que están computando oficialmente según sus datos de defunciones. En Madrid puede haber más de 10.000. ¿Qué ha hecho Sanidad? No computarlas. Recuerden que los miles de muertos en residencias no están en esas cifras oficiales porque jamás les hicieron un test. Recuerden que están dando de altas a personas sin un test que diga negativo. Sí, eso está pasando y no nos lo están contando. Algún día saldrán, de repente, lo tiene calculado, será un escándalo un día pero como estamos tan cansados pasará por alto. Así hacen todo.

Yiyo, en su 56 aniversario

Anoche, estuve tirando de archivo para recordar tiempos mejores. Me encontré con una corrida de toros en Valladolid en su festividad de San Pedro Regalado con Andrés Vázquez en su tercera reaparición, Roberto Domínguez y Yiyo. Los toros de Paco Galache de Hernandinos. 14 de mayo de 1985. Faltaban tres meses y medio para que Burlero se cruzara en su camino. Me llamó la atención que la plaza apenas cubría tres cuartos del aforo. Un cartel inmejorable, variedad de encastes tan demandada… suele pasar que idealizamos el pasado. La corrida, terciada y blanda, no hubiera pasado por el exigente e intransigente filtro del twitendido.

Precisamente hoy, José Cubero hubiera cumplido 56 años. De Burdeos a Madrid. De Madrid a la Escuela Nacional de Tauromaquia. Esfuerzo y exigencia al servicio del talento. Hay una generación entre los 50 y los 70 años -nacidos entre 1970 y 1950- realmente brillante y a la que tenemos mucho que agradecer. Personas que salieron del pueblo, de familias humildes, que emigraron a la ciudad, que  estudiaron, que levantaron familias y empresas. Sin golpes de pecho, sin alardes. A base de constancia, humildad y esfuerzo. Como esa generación donde Yiyo soñaba con ser torero. Ahí no había aprobado general ni renta mínima por el mero hecho de tirarte panza arriba en el sofá. Cómo pasa el tiempo. Hoy los padres se indignan cuando Martín Arranz decía una palabra a tiempo -o a destiempo- en los tentaderos de El Batán pero celebran que un director de escuela, que no ha dicho ni ha tenido nada que decir en el toreo, le dé coba para que a fin de mes le llegue su paguita. 

Se capa el talento y se premia a la medianía. Con eso de que tenemos que ser todos iguales, cercenamos al que quiere trabajar para premiar al que quiere vivir. Cuando la sociedad se construye al revés, no la queda otra que fracasar

Diario de un Confinado

Diario de un Confinado XX. Viernes de Dolores.
Diario de un Confinado. XXI. Sánchez y el sueño húmedo de El Pardo.
Diario de un Confinado XXII. Domingo sin palmas ni ramos.
Diario de un Confinado XXIII. La Fe de Lola.
Diario de un Confinado XXIV. El poeta marginado.
Diario de un Confinado XXV. La hora de Belmonte.
Diario de un Confinado XXVI. Somos del tiempo.
Diario de un Confinado XXVII. Túnicas colgadas.
Diario de un Confinado XXVIII. Juan Simón.
Diario de un Confinado. XXIX. Maestranza de luto.
Diario de un Confinado. XXX. El «mozoespás».
Diario de un Confinado XXXI. Se busca extraterrestre.
Diario de un confinado XXXII. Tezanos y el aprobado general.

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